Historia de una transformación.

A los pocos meses de conocer a Mar, me dijo que había heredado una máquina de coser, y que le gustaría transformarla en un mueble para la entrada de casa. Algo para poder dejar las llaves, el monedero y poco más. Después de hablar sobre como podría ser, comenzamos a charlar un poco más y me contó sobre lo mucho que le gustaría hacer un curso de maquillaje, aprender técnicas y truquillos. Automáticamente me saltó la chispa a la cabeza: maquina+maquillaje=tocador. Y sin más le dije...Mar tu me dejas que la te la transforme en lo que yo quiera?, se quedó pensando unos segundos y dijo: pues vale!, sorpréndeme!.

Así que me puse a trabajar. La traté contra la carcoma que presentaba, y estuvo un tiempo en curación. Después eliminé la máquina, cintas y demás artilúgios de coser. La sometí a una limpieza profunda demontándola por completo, para poder trabajar las partes mejor.

En el lugar donde antes estaba la maquinaria hice un cajón de madera a medida con fondo suficiente para poner tener espacio de guardado. El ala extensible que tenía a un lado, le dí la vuelta y lo preparé para que sirviera de tapa del nuevo cajón. Además le coloqué un espejo y unos topes para que si caía de golpe no rompiera.

Tras preparar y acondicionar bien la base y las patas, le dí a todo un color blanco roto, acabándolo con pequeños desgastes, tanto en el pié como en el sobre.

Para los cajones, como su color favorito me dijo que es el verde, los forré con un papel tipo liberty de florecillas en esos tonos y los tiradores de porcelana también verdosos.

Total! que así es como luce ahora...