Esta es otra de las cosillas que encontré el día de la cama. Siento que la foto no sea de buena calidad, me olvidé por completo de hacerle fotos y es la única que tengo. Aquí ya lo tenía listo y lo estaba preparando para hacerle "la cirujía estética". Originalmente era una mesilla de noche de finales de los 70.
Este cuadro os lo enseñaba hace unas semana en el blog junto con un maniquí y una lámpara. Hoy os dejo el resultado después de pasar por chapa y pintura. Aunque en las fotos originales no se vé, tenía unos pequeños golpes en dos de las esquinas que han sido reconstruidas. El lienzo aparentemente parecía estar bien pero al destapar la trasera descubrí que estaba algo pasado y como la pintura no tenía valor, pues decidí aprovechar el marco tan bonito que tenía transformándolo en un espejo y dándole un aire más actual. El color es blanco hielo y ceniza.
El título de hoy lo dice todo. Los espejos son una altenativa a la hora de darle vida a esa pared desnuda que tenemos por casa. Una composición de lunas en diferentes tamaños y con marcos distintos, desparejados entre ellos, dará una sensación de vivido al lugar, más aún si esos espejos tienen muescas, veladuras o pequeños puntos de humedad producidos por el paso del tiempo. Aportarán luz y sensación de amplitud a los espacios sombrios y pequeños, detalle que me parece muy importante.